El dolor de cuello crónico no específico es la forma más común de dolor de cuello. Si bien la inclusión de la palabra "no específico" implica que se desconoce la causa del dolor de cuello, el término realmente describe el dolor de cuello sin una enfermedad o patología subyacente—como una infección o una fractura osteoporótica. Por esto, el dolor de cuello crónico no específico se entiende mejor como un dolor de cuello que surge de causas posturales o mecánicas del cuello que ha persistido durante al menos tres meses.
Cuando un paciente consulta inicialmente con un médico quiropráctico con respecto a su dolor de cuello crónico, completará un historial saludable. Si hay señales de alerta que sugieran una afección más grave y potencialmente mortal—pérdida de peso repentina, fiebre, dolor intenso, pérdida de coordinación, dolor en el pecho, dificultad para respirar, dolor de cabeza intenso, etc.—el paciente puede ser referido de inmediato al servicio de urgencias o a un especialista.
El médico quiropráctico entonces realizará un examen físico para identificar los principales generadores de dolor mediante la palpación, las pruebas ortopédicas, y el rango de movimiento (a menudo, limitado en una dirección particular) mientras rastrea el dolor—especialmente si se irradia hacia un brazo o hacia abajo en la región del omóplato. El médico quiropráctico también evaluará los nervios de las extremidades superiores para determinar la función motora (fuerza muscular y reflejos) y sensorial (los sentidos de la piel al pinchar con alfileres, al rascar).
Quizás la causa más común de dolor de cuello no específico es la lesión de las articulaciones facetarias que se encuentran en la parte posterior de las vértebras de la columna. Sin embargo, el dolor de cuello del paciente también puede ser causado por los discos, músculos, tendones, y los ligamentos que están involucrados en sostener la cabeza y poner el cuello en su rango completo de movimiento. También es probable que los pacientes con dolor de cuello crónico tengan defectos posturales—como la postura de la cabeza hacia adelante—que imponen una tensión anormal en los tejidos del cuello para sostener la cabeza.
Una vez que son identificados los posibles generadores de dolor, el médico quiropráctico formulará un plan de tratamiento que puede incluir la manipulación de la columna, la movilización, técnicas de liberación manual, terapia de puntos gatillo, ejercicios específicos para el cuello, y reentrenamiento postural—todo con el objetivo de reducir el dolor de cuello y la discapacidad para que el paciente pueda reanudar su trabajo diario y sus actividades de la vida.
