El dolor lumbar es un problema muy común que nos afecta a la mayoría de nosotros en algún momento de la vida y, para algunos, es un problema diario. A través de la educación y la investigación, los investigadores han descubierto que los ejercicios para la espalda baja no solo pueden ayudar a eliminar el dolor lumbar, sino que también pueden prevenir futuras exacerbaciones o episodios. Al igual que cepillarnos los dientes, los ejercicios lumbares son igualmente importantes para mantener, preservar y optimizar la función. Pero debido a que hay MUCHAS opciones de ejercicio disponibles, es difícil saber cuáles son las mejores, especialmente para cada persona en específico.
Existen diferentes métodos para determinar los ejercicios lumbares adecuados para cada paciente. Uno de los más habituales es probar diferentes ejercicios para determinar la tolerancia individual, pero esto no es muy específico, ya que solo determina si el paciente se siente cómodo o no con un ejercicio. Otro es el uso de pruebas de rendimiento físico (PRF) que miden la fuerza y la resistencia de grupos musculares específicos, el acortamiento muscular, el equilibrio, la capacidad aeróbica y el rango de movimiento de la columna.
Las pruebas de rendimiento físico son mucho más específicas porque abordan las diferencias de cada paciente. Además, muchas PRF incluyen datos normativos para compararlos con el desempeño del propio paciente, por lo que el uso repetido de las PRF anormales en un intervalo mensual puede medir su progreso (o la falta de progreso), lo que motiva al paciente y sirve como una ¡Excelente medida de resultados!
Por lo general, las PRF se realizan de dos a cuatro semanas después de una presentación inicial del dolor o en un momento en que la afección es estable como para no irritarla. Inicialmente, la decisión sobre qué ejercicio es mejor, a menudo se toma mediante algo llamado "dirección preferencial" o sesgo posicional. Esto es, simplemente, que si un paciente se siente mejor inclinándose, inicialmente le aplicamos ejercicios de "flexión sesgada".
Los ejercicios con sesgo de flexión incluyen (lista parcial): Tirar de las rodillas hacia el pecho (una rodilla y luego las dos); inclinación pélvica posterior (aplanando la parte baja de la espalda hacia el piso); inclinarse sentado y/o estando de pie, estiramiento de isquiotibiales y otros más. Si una persona siente que es mejor, para la parte baja de su espalda, inclinarse hacia atrás, su médico quiropráctico puede recomendarle ejercicios con sesgo de extensión, que incluyen (lista parcial): Flexiones de espalda hacia atrás, flexiones de brazos caídos (flexiones en decúbito prono) y/o acostarse sobre almohadas o sobre una pelota de gimnasia en su espalda, arqueando la espalda sobre la pelota.
Los quiroprácticos generalmente agregan ejercicios gradualmente una vez que han determinado la tolerancia, y volverán a verificar para asegurarse de que el paciente los esté haciendo correctamente. Los estudios muestran que la manipulación espinal logra excelentes resultados a corto plazo, pero cuando se agrega ejercicio al plan de tratamiento, el paciente puede lograr un resultado más satisfactorio a largo plazo. Desafortunadamente, otros estudios han demostrado que SOLO el 4% de los pacientes continúan con sus ejercicios después de que el dolor se controla satisfactoriamente y vuelven a caer en los viejos hábitos de no hacer ejercicio.